Miraflores, 11 de septiembre de 2013
Doctor
Jacinto Convit
Querido y admirado Maestro:
En nombre del Pueblo de Venezuela, reciba las más calurosas felicitaciones por estos 100 años de vida, de vida fecunda, de consagración absoluta a nuestro Pueblo, ejerciendo el más hermoso apostolado de la salud. Es un auténtico orgullo ser su compatriota: usted encarna la venezolanidad en su más alto y luminoso sentido.
Son 100 años de esperanza de vida para el Pueblo venezolano. Un siglo de conocimientos, casi un millón de horas, colmando de esperanzas al Pueblo de Venezuela y al mundo. Como médico, docente e investigador, usted ha sido un genuino forjador de Patria.
En este gran día de aniversario, yo quiero dar testimonio, mi querido Doctor Convit, de cuánto lo respetaba nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, de cuánto lo admiraba.
El aprendizaje es un tesoro que seguirá a su dueño a todas partes, reza el viejo proverbio chino, y es un tesoro que usted, compatriota, ha compartido con la humanidad. Ejemplo de ello es el Instituto de Biomedicina que fundó hace más de un cuarto de siglo y del cual sigue siendo director.
Desde sus inicios en el Leprocomio de Cabo Blanco, hace ya 75 años, el Pueblo venezolano ha contado con su sabiduría curativa y su pasión cognoscitiva. Usted se ha ganado, con todo merecimiento, un lugar en la historia de la medicina, gracias al descubrimiento de la cura contra la lepra.
Con el paso de los años, la ciencia sigue avanzando, pero sus aportes se han convertido en un milagro de vida para sus pacientes y en el mejor legado para sus estudiantes. A todo ello hay que agregar que el desarrollo científico de la medicina moderna tiene una inmensa deuda contraída con usted.
Hoy por hoy, la esperanza de vida sigue batallando en su nombre, gracias a sus estudios y empeños por vencer al cáncer. Aquí yo quiero recordar unas palabras suyas plenas de sabiduría y humildad: El Premio Nobel no me quita el sueño, la cura contra el cáncer sí.
Ahora bien, desde hace mucho tiempo, usted es merecedor, con sobrados méritos, del Premio Nobel de Medicina. Nosotros seguimos esperando que se le haga justicia a su inconmensurable contribución a la ciencia médica.
Decía el Padre Libertador Simón Bolívar: Hacer el bien y aprender la verdad son las únicas ventajas que la Providencia nos ha concedido en la tierra. Y vaya que usted ha hecho el bien y aprendido la verdad, aprovechado estas ventajas de una manera que no cabe llamar sino sublime. Digo sublime porque usted las puso y las sigue poniendo al servicio de la salud y el bienestar de nuestro Pueblo.
Usted, querido y admirado Maestro, ha ganado un lugar de honor para Venezuela en la cúspide de la medicina. Este 11 de septiembre queremos expresarle nuestra admiración y nuestra gratitud al arribar a estos gloriosos 100 años de vida.
¡Feliz cumpleaños, Doctor Convit! Va un fuerte y caluroso abrazo que lleva en sí el cariño y el reconocimiento de todos sus compatriotas.
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