Señor Senador Ernesto Saro Boardman, Presidente de la Comisión de Salud del Senado.
Apreciables doctores, médicos, investigadores, académicos.
Muy estimadas y estimados adultos mayores, aquí presentes. Bienvenidos.
Muy estimados colaboradores del Gobierno Federal.
Distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores.
Creo que es un motivo de alegría para todos, en México, el que hoy se formalice, que arranque formalmente, el Instituto Nacional de Geriatría, que establece una ley, recientemente modificada por el Congreso, la Ley General de Salud, cuyas modificaciones he publicado, de conformidad con mis atribuciones y en el tiempo que marca la ley, y que será, este Instituto Nacional de Geriatría, una pieza fundamental en la política integral de apoyo a nuestros adultos mayores.
Este Instituto tendrá la alta responsabilidad de desarrollar investigación sobre el envejecimiento y de formar recursos humanos especializados en las enfermedades propias de la tercera edad.
Se viene a sumar al prestigioso grupo de Institutos Nacionales de Salud, con los que México cuenta ya.
Y no me queda duda de que, con el tiempo, el Instituto Nacional de Geriatría, que hoy estamos creando, consolidará una reputación, como la que tienen hoy otros institutos del área de salud; como la que tiene el Instituto de Nutrición, el de Cardiología, el de Cancerología o el de Neurología, por mencionar algunos de ellos.
Este Instituto Nacional tiene, efectivamente, su origen en una figura próxima, creada en esta Administración, por cierto, que es el Instituto de Geriatría, que establecí en julio de 2008, como un organismo desconcentrado.
Y, desde entonces, se ha desarrollado un importante trabajo para poner a nuestro país a la vanguardia de la investigación médica, en la atención a la salud de las y de los adultos mayores.
Hoy, este Instituto da un paso más hacia la excelencia con la aprobación del Congreso de la Unión de una reforma a la Ley de Institutos Nacionales de Salud, con la cual se le da este carácter de Instituto Nacional y se le otorga autonomía jurídica, patrimonio propio, manejo de su presupuesto, a través de la figura de un organismo público descentralizado.
Empieza una nueva etapa para la geriatría en México, a través de este Instituto, y confío en que todos sus integrantes y quienes sirvan en él, estarán a la altura del reto de ser la máxima referencia a nivel nacional en materia de geriatría, toda vez que México, como otras naciones del mundo, atraviesa por una importante transición demográfica, y es imprescindible estar preparados para ello.
Como ustedes saben, y gracias principalmente a los importantes avances que en materia de salud ha venido constantemente teniendo nuestro país, y que se han incrementado particularmente en los últimos años, la esperanza de vida en México, también, se ha incrementado.
Baste decir que en 1950, la esperanza de vida era de tan sólo 49 años, que es la edad que tengo yo, en este momento; mientras que para 2010 alcanzó los 75 años de edad ya.
El Censo de 2010 revela, por otra parte, que en México viven 10 millones de personas mayores de 60 años. Dado el tamaño de la población, aparentemente es un número pequeño. Estamos hablando del nueve por ciento de la población total.
Sin embargo, las estimaciones indican que para el año 2020 serán más de 14 millones los adultos mayores, y para el 2029 seremos, seremos más de 20 millones los mexicanos por encima de los 60 años de edad.
Bajo esta tendencia, se prevé que para el 2040, uno de cada cuatro mexicanos será, y yo digo ojalá, seremos, un adulto mayor, uno de cada cuatro. Esta transición demográfica nos demanda mucho mayor atención a este grupo poblacional en todos los aspectos y, destacadamente, en materia de salud.
Es claro que en la medida en que se incrementa la esperanza de vida de los mexicanos, se incrementa, también, la presencia de enfermedades crónico-degenerativas: la poliomielitis, el sarampión, la viruela.
Esas eran las enfermedades tradicionales, digamos, dominantes, en México durante, no una época, durante muchas décadas y, quizás, siglos.
Ahora, los padecimientos más generalizados son los que derivan de problemas como la diabetes, el cáncer, el alzheimer o las afectaciones cardiovasculares. Muchas de ellas, por cierto, prevenibles; muchas de ellas asociadas a una enfermedad que padecemos los mexicanos y, por desgracia, también, en la población joven, que es la obesidad y el sobrepeso, particularmente, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Es ahí donde tenemos que hacer un gran esfuerzo para promover, yo no diría un envejecimiento sano, sino una maduración sana, activa, constructiva de todos los mexicanos. En la metáfora que usó el Secretario, para que escalemos todos, con madurez y con salud, la montaña de la vida.
Ciertamente, y por fortuna, México es un país joven. Calculamos que la mitad de la población tiene 26 años o menos. Es un país verdaderamente joven, pero esta situación obviamente va a ir cambiando. Los jóvenes, algún día dejaremos de serlo, y los adultos mayores irán teniendo mucho más peso poblacional.
Sin embargo, hasta ahora, México no contaba con un Instituto de Salud a la altura de otros que sí tenemos y que ahora lo ocupará este lugar, específicamente, el Instituto Nacional de Geriatría, cuyo lanzamiento, cuya fundación, hoy, estamos, precisamente, realizando.
De modo que con la creación del Instituto Nacional de Geriatría, por ley, nos estamos adelantando a los tiempos y nos estamos preparando lo más adecuadamente posible para ese futuro.
De hecho, el nuevo Instituto Nacional de Geriatría trabaja ya, en conjunto con el Seguro Popular, por ejemplo, en la preparación de un plan muy importante, el Plan Nacional de Acción Contra el Alzheimer, una enfermedad que afecta actualmente a más de 600 mil adultos, 600 mil adultos mayores en el país, un número bastante considerable.
En este Instituto Nacional de Geriatría se van a preparar los geriatras que México necesita, con el mismo nivel de excelencia que se prepara a otros especialistas en las demás instituciones del ramo de salud.
Y yo espero y le instruyo al Secretario de Salud que, también, se agilice la formación de enfermeras y enfermeros especializados en geriatría. Es algo fundamental que, además, nos permitirá hacer varios objetivos fundamentales, no sólo contar con el apoyo y el acompañamiento que todos los mexicanos mayores necesitarán y necesitaremos, sino, también, abrir oportunidades de educación para los jóvenes y de trabajo para miles, cientos de miles y, quizá, millones de jóvenes.
De manera tal, que es muy importante que el Instituto Nacional de Geriatría, la Secretaría de Salud, en coordinación con el Secretario de Educación, aquí presente, el doctor Córdova, anteriormente Secretario de Salud e impulsor decidido del Instituto de Geriatría, se haga o se complementen bien los programas existentes para formar más intensivamente de lo que lo hemos hecho ahora, que lo hemos hecho intensivamente, la formación de enfermeras y enfermeros especializados en el trato a adultos mayores.
Estamos, en el Gobierno Federal, creando las instituciones de salud para que México enfrente con éxito los desafíos de salud del Siglo XXI.
Estoy seguro, amigas y amigos, que al fortalecer el Instituto Nacional de Geriatría se fortalece todo el Sistema Nacional de Salud.
Las políticas públicas en favor de los adultos mayores se complementan; tenemos oportunidad de brindar un poco más de calidad de vida, tanto en materia de prevención, como en materia de atención.
En México estamos firmemente convencidos de que la dignidad de un país se demuestra con el apoyo y respeto a sus adultos mayores. Por eso hemos puesto, quizá, en marcha de los programas más ambiciosos, más extensos, más completos, de apoyo a los adultos mayores. Señaladamente, por ejemplo, el Programa 70 y Más, que brinda un apoyo económico a todas las personas de 70 años o más, que no cuentan con un ingreso, con una pensión de instituciones de seguridad social, y que son, quizá, la mayoría de los adultos mayores en el país.
Empezó el programa en el campo y ahora lo hemos extendido, no sólo al campo, sino a todas las ciudades. Algo muy importante.
El Instituto Nacional de Geriatría también se orienta a ese esfuerzo. En 2007, empezamos a apoyar a poco menos de un millón de adultos mayores, básicamente en poblaciones de comunidades pequeñas, rurales. Se ha venido ampliando el programa y en 2011, la cifra ya es de más de dos millones 100 mil, y sigue creciendo.
Anuncié una ampliación de ese programa, de 70 y Más, a las ciudades, y esperamos llegar a tres millones y medio de beneficiarios al finalizar esta Administración.
No se trata de una dádiva, como siempre lo he dicho. No es un favor, no es una caridad, es un justo reconocimiento a quienes han dado su mayor esfuerzo a lo largo de décadas, formando una familia, sacando a los hijos adelante y sacando a México adelante.
Es, de alguna manera, un apoyo que beneficia fundamentalmente a quienes menos tienen, y tienen menos posibilidad de tener un trabajo remunerado. Por eso, mi Gobierno respalda con absoluta decisión a los adultos mayores ahora en su salud, profesionalizando y expandiendo las capacidades geriátricas del país con el Instituto.
Señoras y señores:
En el año 2000, menos de la mitad de los mexicanos teníamos acceso a los servicios públicos de salud. Ahora, estamos haciendo realidad el derecho constitucional a la salud mediante el acceso a prácticamente todos los mexicanos a servicios de salud. 107 millones de mexicanos tienen acceso ya a alguna institución pública de salud, sea el Seguro Social, el ISSSTE o el Seguro Popular.
Dicho de otra forma. Hoy, toda mexicana, todo mexicano, que así lo desea y lo necesita, tiene acceso a médico, a medicinas, a tratamiento y a hospital.
La cobertura universal de salud da a los mexicanos la certeza de que, en caso de enfermedad o accidente, no habrá un empobrecimiento de su familia de la noche a la mañana, por tener que afrontar esos gastos, llamados catastróficos.
Pero, la cobertura de salud, amigos, no es un punto de llegada. Es, también, y sobre todo, un punto de partida desde el cual se fortalece la calidad y la especialización de todo el Sector de la Salud.
Y la muestra de ello es, precisamente, el Instituto Nacional de Geriatría, cuya inauguración hoy celebramos. Este Instituto vendrá a cubrir una necesidad que no está o que no estaba debidamente atendida, y lo hará al más alto nivel.
La cobertura universal de salud, la construcción inédita de infraestructura hospitalaria, que también se ha realizado, son instrumentos fundamentales para proteger la salud de los mexicanos y, también, un factor igualador entre los mexicanos. Porque si en algo ha avanzado México, es en igualar las oportunidades, por lo pronto, en materia de salud.
Eso ya no es un factor que agrave las diferencias sociales sino, al contrario, las corrige. Cada nuevo hospital o cada nueva clínica que se construye; cada adulto mayor que es atendido de una enfermedad de la cual antes no era atendido, quizá, por falta de recursos o de aseguramiento; cada niño, cada familia que sale adelante, por un tratamiento adecuado es, sin duda alguna, una mejora en la calidad de vida de los mexicanos.
Me congratula mucho arrancar este Instituto Nacional de Geriatría.
Felicito, nuevamente, a sus integrantes, a los miembros de la Junta, a los médicos, las doctoras, las enfermeras, los enfermeros, los especialistas que ahí participarán.
Y les instruyo a todos los trabajadores del Sector Salud, a todos los servidores públicos, que sigamos trabajando con ahínco, que sigamos poniendo todo nuestro esfuerzo y toda nuestra capacidad y voluntad para abrir las puertas de la salud a más y más mexicanos.
Sigamos trabajando juntos por un México más saludable, más seguro, más igual y más próspero.
Muchísimas gracias.
