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Fecha: 25 de julio de 2012.
Por: Rafael David Álvarez.
La especialista anunció que crearán un programa de formación para médicos, familiares e internistas. |
El “souvenaid”, un yogur especial y enriquecido con varios elementos, vitaminas y ácidos, es un coctel nutritivo ideado por Richard Wurtman, profesor de Neurofarmacología del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos y diseñado para promover nuevas conexiones (sinapsis) entre las neuronas del cerebro, interacciones que se van perdiendo con la enfermedad de Alzheimer.
Gladys Maestre, especialista en psiquiatría biológica de la Universidad de Harvard y coordinadora del Laboratorio de Neurociencias de la Universidad del Zulia, estuvo presente en el Congreso Mundial de la Asociación Alzheimer —celebrado la semana pasada en Vancouver, Canadá— donde se dio a conocer los resultados del estudio europeo que determinó la utilidad del yogur.
“Los investigadores fueron a 27 centros para pacientes con Alzheimer en Europa y estudiaron a 200 personas mayores de 64 años. La mayoría había sido diagnosticada dos años antes y tenía la enfermedad en fase leve. A la mitad le dieron el souvenaid y a la otra mitd le dieron otro tipo de yogur.
Los participantes del estudio comieron 120 mililitros de yogur una vez al día en las mañanas durante 24 semanas. Al cabo de ese tiempo se midieron los elementos y se evidenció que quienes habían tomado el yogur especial mejoraron en varios aspectos de la memoria y en sus registros cerebrales. Cuando se les aplicaba los tests recordaban más cosas que antes”, explica Maestre.
El secreto del coctel está en una mezcla de tres nutrientes que actúan como precursores de las moléculas encargadas de formar las membranas de las neuronas, justo en los puntos donde se generan las sinapsis, que son importantes y necesarias conexiones neuronales.
Los nutrientes en la mezcla son la colina (presente de forma natural en carnes, nueces, el huevo); ácidos grasos omega-3 (que se encuentran en el pescado y el huevo, entre otros alimentos); y la uridina (una sustancia producida por el riñón y el hígado). También se incorporaron las vitaminas E, C y B12, el ácido fólico y el selenio.
El producto aún se encuentra en la etapa de estudios clínicos, pero de seguir cosechando resultados como los alcanzados hasta ahora, podría convertirse en un aliado para evitar o retrasar el avance de la enfermedad de Alzheimer.
La neuróloga zuliana indica que en el congreso se hizo énfasis en el diagnóstico presintomático de la enfermedad, a través del estudio de biomarcadores que aún no están disponibles en Venezuela. Asimismo dijo que cada vez es mayor el interés en desarrollar alternativas terapéuticas a tiempo, pues “se ha determinado que los síntomas del Alzheimer están causados por deterioros y cambios que empiezan 30 años atrás”.
“Los biomarcadores son indicadores objetivos que no necesariamente constituyen la enfermedad pero son indicativos de que hay una vía patológica activa. Se incluyeron por primera vez en los criterios diagnósticos en 2011”, manifiesta.
Entre los estudios de biomarcadores se encuentra la resonancia volumétrica del hipocampo. Según Maestre, si hay deterioro evidente del hipocampo debió empezar 15 años antes de los síntomas.
Otros análisis son la tomografía por emisión de positrones que mide la concentración de la beta amiloide depositada en el cerebro y el estudio del líquido cefalorraquídeo donde se mide la proteína tau y el beta amiloide.
“Queremos organizar varios programas dirigidos a médicos familiares e internistas para enseñarles a ver las imágenes. Ellos también pueden diagnosticar el Alzheimer a tiempo si se capacitan para ello”, destaca Maestre.
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