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jueves, 24 de octubre de 2013

En su pueblo: Encuentro íntimo con el poeta Ramón Palomares

Texto: Gladys Serrano
Fotografías: Astolfo Matheus 
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En una hermosa y nublada tarde del pueblo escuqueño, miembros del equipo de Periódico La Edad tuvimos el honor de visitar al recién homenajeado poeta trujillano, Ramón Palomares, en su transitoria residencia de Escuque, donde nos recibió amablemente junto con su esposa, y ofreció más que una entrevista, una exclusiva conversación, cargada de la armoniosa prosa, de pensamiento reflexivo y sobre todo del agradecimiento a su pueblo, a su tierra trujillana y a la vida misma por tantos sueños cumplidos.

Iniciamos rememorando una frase del artista y poeta también escuqueño Salvador Valero, referente a: “no limpiarse el polvo del camino cuando uno se va del pueblo, para no olvidarse del origen de donde uno ha salido”.

R. Palomares: Creo que eso era una manera de mirar las cosas del siglo pasado, la gente se movilizaba muy escasamente y por supuesto el irse de un pueblo significaba alejarse de él de una manera definitiva o algo parecido, esa era la idea, mucha gente lo hacía sacudiéndose el calzado, las cotizas; sin embargo ocurría muchas veces que la gente se iba disgustada con el pueblo, por lo que sacudía el polvo también como una manera de rechazar lo que había sufrido u ocurrido que no hubiera sido grato. Cuando pienso en lo que quiso decir Salvador Valero, me imagino esa idea de la gente ofendida, de la gente que se sacude el polvo para que no le quede nada, no creo que fue el caso de Valero, pero solía ocurrir, ni tampoco es mi caso, en absoluto, yo siempre vengo a mi pueblo, con cierta frecuencia, soy un montañés, me encanta la idea de los pueblos, la idea de la montaña, más que la idea de las ciudades, la vida en la ciudades son duras, difíciles, prefiero los pueblos.

Periódico La Edad: ¿Es Revolucionario Ramón Palomares?

R. Palomares: He sido consecuente con mis ideas, desde la juventud, son ideas de izquierda, no diría revolucionario, porque allí entran muchas consideraciones que tienen que ver con la disciplina, con el orden, con el rendimiento, con tantos esfuerzos que se suponen hace un revolucionario. Yo soy un profesor jubilado de la ULA, esa es mi fuente de vida, después de muchísimos años de trabajo allí en la universidad, y en la educación en general, siempre he mantenido desde los 16 o 17 años mi disciplina en la educación, eso es lo que he hecho para luchar, no tanto para merecer el nombre tan glorioso como de “Revolucionario” como a la manera del Che Guevara por ejemplo, no, muy lejos; pero si a la manera de haber sido perseguido, he estado preso y conozco la lucha social.

Periódico La Edad: ¿Cómo ve a su pueblo, cuáles son los recuerdos, las reminiscencias, los cambios?

R. Palomares: Efectivamente, es un pueblo muy cambiado, porque las poblaciones de 30 años atrás o más, mucha gente lo dice y lo aprecia, no seré yo quien les quite esa idea, pero en el siglo XIX y parte del XX Venezuela entera era un país agrícola y pecuario, es decir, vivía de la tierra, de la ganadería, de eso se vivía, claro, al cambiar a un país minero mono productor, como el que somos, por supuesto que hay un cambio muy drástico de toda la sociedad, tal como lo conocemos. De manera que cuando se compara la época en que la agricultura dominaba el panorama económico de la sociedad, bueno, la gente tenía su entrada, su trabajo, su manera de hacerse, era un país muy atrasado, sin duda alguna, pero ese atraso se paga ahora con un desarrollo muy caótico de la sociedad, muy difícil, con una serie de vicios, como por ejemplo la droga, la corrupción, aunque siempre hubo corrupción, recordemos lo que decía el Libertador, tratando de imponer medidas muy drásticas para combatir esos vicios sociales, pero a donde queremos volver, eran pueblos que tenían su economía, su pequeña asistencia en su quehacer diario, eso era importante y sigue siendo lo más importante, la creación del trabajo.

Periódico La Edad: Se dice coloquialmente que los poetas no envejecen, apelando a la frescura y contemporaneidad de sus obras o escritos, además son como más felices por aquello de lo bohemio. ¿Ud. qué opina?

R. Palomares: En verdad, eso nos decimos nosotros cuando nos miramos en el espejo, que no envejecemos, lamentablemente, Cronos, el magnífico Dios del Tiempo, nos dice que no, que no seamos tan optimistas. Todos los seres humanos, más allá de ser poeta o no, tiene en su favor la posibilidad de manejarse con unas relaciones de buen humor, porque el mismo, te quita todas esas dificultades que son una especie de pelambre desagradable. La gente que disfruta de la bohemia, de lo grato de la compañía de sus amigos, de unos buenos tragos de aguardiente y saborea esos momentos, sin duda que está en un ambiente mucho más amable, mucho más cariñoso y positivo, no hay duda de eso, ahora, eso es para cualquier persona, no es que los poetas sean felices, por lo menos yo no lo veo así, tendrán como uno ve cuando lee los poemas de los poetas, muchas tristezas, mucho desamparo, mucho olvido, mucho desencanto, mucho amor no correspondido; finalmente como digo yo, enfrenta como debe ser los desafíos de la vida, pero al vaciar los pensamientos y esos desafíos es verdad que te deslastras cuando comunicas el sufrimiento.

Periódico La Edad: Dentro de tantos libros y obras leídas ¿cuál es la que le gustaría referir y hasta sugerir a nuestros lectores?

R. Palomares: Creo que hay muchas obras, hay obras clásicas, hay las que tienen una condición suprema, como para reflejar en ellas todo un universo de búsqueda como para satisfacer las curiosidades, ese universo que nos espera para que lo descubramos, que es el vivir; ahora, la obra homérica, la Ilíada, La Odisea, las obras clásicas por excelencia de la época grecolatina, son sumamente aleccionadoras y con una condición de contemporaneidad extraordinaria; luego existe en nuestro idioma, Cervantes, quien es un autor que indica muchos caminos, hay una profunda sabiduría en estos autores.

Periódico La Edad: ¿Ramón Palomares es un soñador?

R. Palomares: Yo sueño sí, claro, he soñado y he cumplido en algo la idea de los sueños, ahora no quiere decir eso, que yo sea un eterno soñador; tú tienes una época en la que eres más soñador que en otra, cuando tienes 19 o 20 años es una época propia para el ideal que te empiezas a forjar de tu persona, es decir, una persona va a desarrollarse en la vida en tales caminos y tales caminos implican esa idea de lo que vendrá del sueño, del azar, de esas cosas que son en definitiva, por decirlo así, materia de un sueño.

Periódico La Edad: ¿Cuál ha sido en esencia la musa de inspiración para sus obras, poesías y poemas?

R. Palomares: Una de las ideas poética que uno siempre acaricia, es la idea del amor, en principio, cualquier persona mayor de 16 años, ha soñado, conoce la idea del sueño, la idea de lo que quiere realizar, la vida está proyectada hacia ese orden. Por ejemplo las inspiraciones extraordinarias de los grandes músicos, la idea de una obra se va madurando, hasta que el soñador, el artista puede lograr ciertos momentos de contemplar un algo; y ese gran algo se va convirtiendo en la obra musical o poético o artística en general. Por lo que los “Impromptus” salen en un momento especial de inspiración, pero en realidad una gran obra hay que trabajarla y planificarla, y ese es el gran secreto de todas las musas.

Periódico La Edad: ¿Tendrá Ud. alguna obra que le gusta más o es su favorita?

R. Palomares: Digo, como diría Sara García en una película mejicana: “Todos son mis hijos”. Generalmente decía un gran poeta, no recuerdo si era Don Pablo Neruda que el poema que más le gustaba era el último que había hecho, por esa idea de lo que se ama o se quiere profundamente, de manera que hay libros que me gustan más que otros, pero coincido que el último me gusta más.

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